Con el partido de la minoría consolidado, Milei tensiona sus alianzas y su voto más duro

Por Nicolás Fiorentino

09 de octubre de 2024 - 20.41 / Actualizado: 10 de octubre de 2024 - 12.16

javier milei en parque lezama
javier milei en parque lezama — Instagram: @JavierMilei

"Lo que acaban de hacer es consolidar el partido de la minoría". Cuando pronunció estas palabras, sentado en su banca, Miguel Pichetto ya sabía que, instantes después, el Gobierno iba a celebrar la existencia de ese tercio de hierro que comió asado en Olivos, después de blindar el veto al aumento de las jubilaciones, y que este miércoles hizo lo propio con la ley de financiamiento universitario. El presidente del bloque Encuentro Federal, por lejos el de discurso más encendido durante la sesión, comparó el ajuste de Javier Milei con el de José Alfredo Martínez de Hoz durante la última dictadura militar, y sentenció: "Son una S.A. de destrucción masiva, una empresa de demolición". Quiso decir más, pero se autolimitó. La frase del rionegrino esconde algo más, una advertencia. La existencia de una minoría abre la puerta a la construcción de una mayoría. La sufrió Cristina Fernández de Kirchner con el Grupo A, la vivió Mauricio Macri con el pacto Kirchner-Massa para iniciar la reunificación del peronismo desde el Congreso y hasta la padeció Alberto Fernández que, sobre todo en la segunda mitad de su mandato, se topó con una pared cada vez que atinó a mover algún proyecto. Y aunque esa mayoría opositora hoy es deforme, de bordes difusos y contenido laxo, sí alcanza para mostrar que hoy el sistema político argentino es una trampa: el Poder Ejecutivo veta las leyes de la oposición en el Legislativo y el Legislativo le pelea al Ejecutivo los decretos que firma para esquivarlo. Todo esto con un tercer poder, el Judicial, liderado por una Corte Suprema renga, a punto de quedarse sin mayoría para funcionar y con los pliegos para completarla frizados. Cuesta imaginarse un círculo menos virtuoso que este.

Con una pequeña ayuda de los gobernadores.

Hábilmente, el Gobierno estiró al máximo los plazos legales para vetar la ley universitaria. Lo hizo coincidir con la marcha universitaria pero, en la misma jugada, logró meter en la misma semana el inicio de la discusión del Presupuesto 2025 con la sesión en la que la oposición iba a intentar juntar los dos tercios para voltearle el veto. Con la ley de leyes en el horizonte le alcanzó para domesticar gobernadores que, con pequeños aportes, lograron darle una alegría a Milei y Luis "Toto" Caputo. Osvaldo Jaldo (Tucumán) puso, como siempre, a los tres propios al servicio de la Casa Rosada. Carlos Rovira, el jefe del peronismo de Misiones que no necesita ser gobernador para gobernar, hizo quedar pésimo a sus cuatro diputados: uno de ellos, Alberto Arrúa, había declarado el lunes que iba "a votar por la insistencia de la ley" y que estimaba que sus tres compañeros "también". Esos cuatro votos a favor de la ley, mágicamente, se convirtieron en abstenciones. Caso aparte el de la cordobesa Alejandra Torres, que el martes estaba en CABA pero que no fue de la partida, aduciendo ser víctima del Covid. O el de la catamarqueña Fernanda Ávila, que ya se había diferenciado de sus compañeros y compañeras de Unión por la Patria (UxP) para acompañar los artículos del RIGI, durante la discusión de la ley Bases, y para no votar contra el Gobierno por la agenda universitaria tampoco fue. Siempre bajo las órdenes del gobernador de su provincia, Raúl Jalil. Otro decisivo para inclinar la balanza fue Ignacio Torres (Chubut). Aquel que amenazó con dejar sin gas a todo el país si no le giraban los recursos para sus provincias controla dos bancas en la Cámara de Diputados. Una, la de Ana Clara Romero, en el bloque PRO; otra, la de Jorge "Loma" Ávila, en el bloque de Pichetto. Antes de la sesión, se contabilizaba a Romero como ausente y al petrolero Ávila como un voto a favor de las universidades. Gigante fue la sorpresa para algunos cuando vieron a Romero en el recinto: no solo no faltó sino que votó en defensa del veto, como su bloque; a Ávila, que sí lo esperaban, no apareció ni le atendió el teléfono a nadie en todo el día. Por último, el santacruceño Claudio Vidal hizo lo que viene haciendo cada vez más seguido: de sus dos bancas, una votó a favor y la otra, en contra. La estrategia de poner siempre un huevo en cada canasta no tiene fecha de caducidad.

Un pacto para vivir, al menos hasta 2025.

Dos reuniones en un mes con Santiago Caputo le bastaron a Mauricio Macri para acallar cualquier atisbo de rebeldía en el PRO y alinearlo, prácticamente en pleno, en defensa del veto libertario. Aunque dicen que los encuentros entre estos archienemigos no terminaron nada bien, al menos ordenaron lo urgente. El lunes, el expresidente reunió a la mesa política de su partido y ordenó pararse en la barrera junto a La Libertad Avanza (LLA). Hasta ese momento, el rumor era que un tercio del bloque macrista ponía reparos a la defensa del ajuste con el salario de docentes y no docentes de las universidades. Al momento de votar, de las 38 bancas del PRO, 35 bancaron el veto. ¿Las excepciones? Álvaro González (alineado con Rodríguez Larreta) y la "Coneja" Héctor Baldassi, votaron a favor de la ley, mientras que Héctor Stefani faltó. Una de las personas que estuvo en esa reunión del lunes resumió la lectura de escenario que definió la postura del PRO. Entre las cosas que se discutieron, sacaron en claro que "pensar que te podés diferenciar en algo, ahora, es un error garrafal"; que "recién en campaña, si no hay un acuerdo electoral, podremos intentar que la gente nos escuche"; y que llegado ese momento, si no llegan juntos a las PASO y con el Gobierno trastabillando -así cree Macri que llegará Milei al año próximo-, podrán decir "que los quisimos ayudar, pero son unos inútiles". Por algo machaca Macri con la palabra "gestión". Gestión, gestión, gestión.

Poderes contra poderes.

En esa batalla de pesos y contrapesos entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, al cierre de la sesión de este miércoles se mechó un tema que no estaba en agenda. A propuesta del diputado Oscar Agost Carreño (Encuentro Federal), se votó el emplazamiento a comisiones para abocarse desde la próxima semana a discutir los distintos proyectos de reforma a la ley que regula los DNU. Desde hace años se cajonean expedientes que buscan limitar la potencia de estos decretos, que tienen una particularidad: con la ley heredada de la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, hoy el esquema jurídico y parlamentario hace que sea más difícil para el Congreso derogar un DNU que sancionar una ley: con la legislación actual, alcanza con que una sola de las cámaras apruebe un DNU para que tenga fuerza de ley, mientras que una ley exige la aprobación de las dos cámaras. Realmente insólito. Uno de esos proyectos, el que hoy reuniría mayores consensos, es ponerle un plazo límite a los decretos y que, antes de ese plazo, deban ser ratificados por ambas cámaras, como si se tratase de una ley. Y que si no consigue ese aval del Congreso, se caigan. El plan de trabajo prevé dictaminar el 30 de octubre.

El voto joven y duro, cada vez más blando.

Durante su discurso, Pichetto puso la lupa también en otra cosa. "Están perdiendo electorado duro que tenía LLA, especialmente los jóvenes", alertó. Esto se empieza a verificar en algunos estudios. El politólogo y cura jesuita, Rodrigo Zarazaga, viene trabajando junto con Fundar un monitoreo de jóvenes en barrios populares. Una de las preguntas que se les hace es sobre sus preferencias políticas. Si bien los datos están terminando de ser procesados, mostrarían una merma en el acompañamiento de este sector al Presidente. Por otro lado, la consultora Proyección hizo un focus group con menores de 35 años que en la primera vuelta presidencial votaron a Milei. Si bien todavía se sigue registrando algo de apoyo y de confianza al plan libertario, surgen de allí sensaciones que cualquier estratega político y electoral del Gobierno debería considerar:

-"Incertidumbre economica, temen perder su independencia";

-"Las soluciones aun parecen lejanas y generan frustracion";

-"A pesar de percibir una baja en la inflacion, necesitan mayores ingresos";

-"La necesidad de adaptarse a nuevas condiciones (achicar gastos, buscar ofertas, buscar mas trabajo) genera altos niveles de estres lo que junto con el agotamiento laboral conduce a la fatiga y cierto desanimo";

-"Límite en la capacidad de recortar gastos sin afectar su estabilidad";

-"Busqueda de un trabajo adicional".