18 de julio de 2024 - 09.00 / Actualizado: 12.26
A la misma velocidad con la que se acumulan cuestionamientos al manejo político y administrativo de la Cámara de Diputados, se suman voluntades para desplazar a su presidente, Martín Menem. El plan avanza lento y sigiloso: recién se podría ejecutar a fin de año, cuando haya que renovar autoridades. Por ahora son conversaciones informales entre opositores y dialoguistas enojados. Pero la exploración de alternativas ya empezó y van desde pedirle al Gobierno que nomine a otro diputado o diputada de La Libertad Avanza (LLA) para reemplazarlo hasta subirse a una ola, más cerca del calorcito electoral, e impulsar como sucesor del riojano al presidente del bloque del PRO, Cristian Ritondo, una opción que se barajó cuando Javier Milei armaba su Gobierno, pero que finalmente naufragó. En el pasilleo, alguien hizo correr la versión de que Unión por la Patria (UxP) podría jugarse una ficha para que vuelva al sillón principal del recinto Emilio Monzó, un rumor que en el peronismo dicen que no tiene un ápice de realidad o de sentido, pero que les sirvió para desatar algunas risas en grupos de Whatsapp.
El traumático trámite de la Ley Bases empezó a erosionar la relación de Menem con los dialoguistas. Fue tal el desconcierto y el caos que, si no fuera por el presidente del bloque Hacemos Coalición Federal (HCF), Miguel Pichetto, y la diputada del PRO Silvia Lospennato -a quien algunos ya le dicen, con sorna, la "presidenta"- Milei todavía seguiría sin leyes. No fue el único caso. Cada sesión en la Cámara de Diputados bajo su mandato fue un descontrol. Pero no es solo su inexperiencia lo que enturbió el vínculo: hay también mucho hartazgo con sus modos. "Te trata con la soberbia del heredero de una dinastía, solo por su apellido", blanqueó uno de los más enojados. "Pero, si lo ves en el recinto, vive mirando para los costados, porque no tiene idea de qué hacer", completó. A eso hay que sumarle un manejo escandaloso de la parte administrativa, con contratos que no salen, notas que se esconden, ítems que aparecen en los recibos de sueldo de los legisladores, sin tener idea de qué se trata, aumentos que aprueba y después da marcha atrás. En la mirada de un diputado, "todos pagamos el costo político por las dietas, pero en el Senado (Victoria) Villarruel se plantó y están ganando ocho palos". Los diputados cobran un tercio de ese monto. Win-win, pero al revés.
Cualquier movimiento para correr a Menem de la presidencia de la Cámara de Diputados, piensan los que se entusiasman con la idea, debe ser milimétrico. Es un protegido de la empoderadísima Karina Milei, que trabaja codo a codo con el primo de Martín, Eduardo "Lule" Menem. Si alguna pieza en el tablero de control de la hermana presidencial se mueve sin su aprobación, la reacción puede ser letal: la secretaria General de la Presidencia ejerció, hasta acá, como la "killer" del Gobierno. Además, una conspiración contra el riojano necesitaría, si o si, del peronismo. Y si bien en UxP no lo bancan más, no se van a poner al frente de ningún complot para derrocarlo. Se rigen por dos máximas: una, es que una jugada así no se avisa, se ejecuta; la otra, es que si hay un plan "destituyente" no puede ser con el peronismo al frente, porque se caería antes de dar el primer paso.
Menem perdió las chances de un vínculo más armonioso con el peronismo mucho antes, en el inicio de la gestión. En lugar del tradicional sistema D'Hondt, aplicó un cálculo matemático inédito para arrebatarle a UxP lugares en comisiones clave, como la bicameral que dictamina sobre los DNU o la de seguimiento de las actividades de los servicios de inteligencia. Hasta el ex PRO y hoy HCF, Nicolás Massot, en la comisión de Trámite Legislativo, denunció ese arrebato al bloque que conduce Germán Martínez. Si Menem no hubiera hecho esto, UxP tendría mayoría -entre diputados y senadores- y el mega DNU 70/23, por citar el caso más obvio, ya tendría dictamen de rechazo y estaría listo para llegar al recinto. De hecho, hace algunas semanas, un diputado peronista le ofreció a Pichetto reeditar el ya histórico "Grupo A" y gestar una mayoría entre UxP y HCF para imponer el sistema D´Hondt en la asignación de lugares. Pero el excandidato a vice de Mauricio Macri descartó la propuesta y confió en Menem. Y Menem lo defraudó.
En una de las últimas sesiones, un diputado se acercó a Pichetto y le dijo: "Aunque te encames con Menem, te va a cagar". En el bloque dialoguista que conduce el rionegrino olían que el oficialismo iba a ir por la silla de Monzó en la comisión bicameral de inteligencia. La lista de designados para las comisiones estaba en manos de Menem desde el 10 de junio, pero, la semana pasada, el riojano desconoció ese lugar, cuestionando la sumatoria de bloques que hicieran a principio de año HCF -cuando todavía tenía a la CC-ARI adentro- e Innovación Federal. "Esa mayoría no existe más, votan todo distinto", arrancó Menem en la reunión, e informó que el lugar de Monzó lo iba a ocupar un diputado de LLA. Lo escuchaba Massot, que explotó. La cosa tomó temperatura y casi se va todo al demonio. Este martes hubo un nuevo encuentro, ya sin Massot pero con Pichetto y Oscar Agost Carreño, el secretario parlamentario de la bancada. Se toparon con un Menem más dócil y menos soberbio, pero el resultado no cambió: Monzó afuera y una banca más para el oficialismo en la comisión de inteligencia. El diputado que se cruzó a Pichetto en el recinto, al final, tenía razón.
A los dialoguistas les quedó claro que la orden de garantizar una mayoría sólida y confiable en la bicameral de fiscalización de las actividades de inteligencia venía de la Casa Rosada y que no había margen para negociar. Todas las sospechas apuntan a Santiago Caputo, casi un interventor de la exAFI y ahora otra vez SIDE, desde la oficialización de Sergio Neiffert al frente de todo el sistema de inteligencia de la Nación. Hasta Miguel Ángel Toma, exSeñor 5, participó de la rosca por el armado de la comisión, en conversaciones con algún diputado. El Gobierno no confía en Monzó y pidieron sacarlo. Menem fue y ejecutó lo que le pidieron, rompiendo todavía más los lazos con sectores dialoguistas a los que, más temprano que tarde, volverá a necesitar como aliados. ¿A qué se debe esta obsesión? Presuntamente, a dos expedientes que tramitan en la comisión que podrían complicar al exjefe de Gabinete Nicolás Posse y a la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Para alcanzar la mayoría necesaria, no solo aplicaron un cálculo arbitrario para robarle un diputado a UxP -al ser bicameral, está integrada por representantes de Diputados y del Senado- sino que cerraron un acuerdo con el PRO y la UCR. No sería extraño que el radicalismo se quede con la presidencia del cuerpo. Si esta versión es cierta, se verificará en la próxima reunión, aún sin fecha.
Este jueves a las 16 está prevista una reunión de los presidentes de los bloques oficialistas y dialoguistas con Guillermo Francos. El jefe de Gabinete irá a Diputados -no los recibirá en Casa Rosada, como pretendía originalmente- para empezar a pelotear las propuestas de LLA para reformar el sistema electoral y de financiamiento de los partidos políticos, ítems que se cayeron de la Ley Bases, tras la poda para conseguir los votos. El Gobierno quiere eliminar las PASO, pero se topará con un rechazo rotundo. La UCR no quiere, el PRO tampoco y HCF, menos. Descartando un apoyo peronista, la idea nace muerta. El macrismo sí pide que se trate un proyecto, ya presentado, para ir hacia la no obligatoriedad del voto en las primarias. El heterogéneo bloque que preside Pichetto pondría sobre la mesa la idea de achicar los tiempos entre las PASO y las generales. Pero para eliminarlas, aliados no hay. Tampoco los habrá si el Ejecutivo propone bajar a 14 años la edad permitida para votar, como sugirió algún ministro. Seguramente sí haya más consenso con los proyectos de "ficha limpia".
