Oscar Zago, otra víctima de la "killer" Karina y un bloque roto y colapsado

Por Nicolás Fiorentino

11 de abril de 2024 - 01.25 / Actualizado: 19 de abril de 2024 - 20.05

Oscar Zago, durante una sesión en la que todavía presidía el bloque de diputados de La Libertad Avanza.
Oscar Zago, durante una sesión en la que todavía presidía el bloque de diputados de La Libertad Avanza. — X - @DiputadosAr

Un surfista sorprendido por un tsunami tiene más posibilidades de sobrevivir que cualquier miembro de La Libertad Avanza (LLA) sobre el que se pose la mira de Karina Milei. Quedó claro esta semana. Recluido como asesor presidencial, Ramiro Marra pasó de candidato a jefe de Gobierno a estar borrado en el lanzamiento del partido libertario en la Ciudad de Buenos Aires, acto que encabezó la hermana del presidente. Antes, había echado al jefe de Casa Militar, Alejandro Guglielmi. Adujo "sospechas de espionaje", pero lo que había era una intriga castrense que decidió resolver cortando cabezas. Ni al secretario de Prensa, Eduardo Serenellini, le reconoció sus piruetas para dar el salto de vocero televisivo a funcionario: este martes se sorprendió cuando, por orden de la secretaria general de la Presidencia, lo dejaron afuera de la reunión de Gabinete. Tal vez el caso más emblemático sea el de Carlos Kikuchi, estratega del primer tramo de la campaña presidencial de Javier Milei, hoy perdido en el ostracismoSu pelea de pesos pesados, igualmente, es con Victoria Villarruel. "Esa es la verdadera guerra", resumió alguien que se mueve en los círculos de Milei desde que el sueño de la Casa Rosada era tan solo eso. Karina no la quería en la fórmula, pero Victoria hoy es vicepresidenta; Victoria creía que, una vez en el Gobierno, iba a tener un poder de fuego importante, pero "el Jefe" le levantó un muro alrededor del Senado, limitándole su mapa de calor. De su lista de objetivos, asimilable a la de Beatrix Kiddo en Kill Bill, Karina tachó otro nombre: el de Oscar Zago, quien desde este jueves dejará de ser el presidente del bloque libertario de diputados. Su lugar lo ocupará Gabriel Bornoroni.

Head shot. 

Dos intentos necesitó Karina Milei para acertarle Zago. Como ya se contó en esta columna, había sobrevivido a un alzamiento interno para removerlo como jefe de la bancada oficialista, movida motorizada por los Menem, Martín y "Lule", hoy la figura más cercana que tiene la hermana del presidente, sobre quien ejerce una influencia notable. Esta novela tuvo ayer su capítulo más ridículo, con una pelea por la presidencia de la comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados. El resultado de esa reunión menor fue la eyección de Zago de la jefatura del bloque. Era una reunión constitutiva. En resumen: era elegir autoridades, media hora como mucho y todos a casa. En lugar de eso, fue el escándalo más grande del oficialismo en lo que lleva de existencia en el Congreso. Zago impuso como presidenta a la periodista Marcela Pagano; los Menem y Karina pensaban en ese lugar a Alberto 'Bertie' Benegas Lynch, aunque alguien también sugirió a Lilia Lemoine. Lo que ocurrió allí excede los límites de la imaginación del más delirante guionista, pero dejó al bloque oficialista al borde de una ruptura que se venía cocinando y que, en todo caso, encontró en esa disputa la gota que la rebalsó. Se hizo una votación, de noche, en el Salón Blanco de Diputados, y con Zago siguiendo la secuencia desde el bar Casablanca. Iba más de un café cuando le comunicaron que 36 de los 41 miembros del bloque decidieron reemplazarlo por Bornoroni. En el primer intento por voltearlo, hace apenas unos días, lo habían respaldado 25. Todo cambia y muy rápido.

Trapitos al sol. 

"Hay otros bloques". La sugerencia de abandonar LLA y buscar asilo en otra bancada se la hizo el diputado libertario Lisandro Almirón a Zago, horas antes de que cayera en desgracia, casi como un gesto premonitorio. Lo hizo delante de todos los presentes en la reunión de la comisión -diputados de otros bloques, asesores, periodistas-, a viva voz y con micrófono abierto. No era la primera vez que el correntino se enfrentaba a su (ahora, ex) jefe de bloque. Fue el portavoz de la rebelión contra Zago y quien propuso a Bornoroni para reemplazarlo. "El bloque está presidido por Zago y él va a hacer la propuesta para designar la autoridad (de la comisión)", le respondió Pagano ante la atónita mirada de las otras bancadas. Esa "propuesta" era que ella presidiera la comisión en la que, sospechan en Casa Rosada, empezarán a acumularse pedidos de juicio político de "la casta" contra Milei. "Me despego de esta situación", agregó la periodista. La "situación" era la orden de Martín Menem de no hacer la reunión de la comisión, comunicación que llegó a la cuenta de mail de los diputados a las 10:59, un minuto antes de la hora de comienzo y con todos ya presentes. "La comisión tenía quórum y es soberana, ya no manda Menem", aclaró un miembro de la misma. Y por allí giró la discusión: si la reunión de la comisión tenía validez legal o no y si la propuesta de Zago de nombrar a Pagano como presidenta, acompañada por el resto de los bloques, sería ratificada por el presidente de la Cámara.

La guerra bizarra. 

La respuesta es no. Menem no convalidó esto y, vía X (exTwitter), adujo que la reunión de la comisión de Juicio Político fue testimonial, porque se suspendió antes de iniciar y porque no hay "acta constitutiva válida ni autoridades formalizadas", explicó. Previamente había ordenado suspender la transmisión de Youtube de la reunión, para borrar toda huella audiovisual de lo que pasó en el Anexo del Congreso, y eliminar el tuit de la cuenta oficial de Diputados que reconocía a Pagano como presidenta. El descontrol es tan grande que ni los community manager saben a quién responder. Todo fue tan bizarro que la dupla Zago-Pagano, previendo que su propio bloque iba a desconocer lo ocurrido, avanzó con la elección de autoridades y preguntaron si había algún escribano presente. Sí, eso pasó. El diputado -y escribano- Juan Manuel Pedrini (Unión por la Patria) levantó la mano. Improvisaron un acta, a la que le añadieron la lista de presentes, para demostrar que siempre hubo quórum. Lemoine filmaba con su celular y no paraba de reírse. Todo sería hilarante si no se tratara del partido de Gobierno y de cómo opera dentro de uno de los tres poderes en que está dividida la República. "¿Así van a pedirnos que les votemos la Ley Bases?", se preguntó un diputado "dialoguista" que tiene más ganas de ayudar a la gobernabilidad de Milei que su propia bancada.

Un gesto al dialoguismo. 

El Gobierno no está en condiciones de enfrentar otra derrota en el Congreso. El "principio de revelación" ya lo aplicó con el primer debate de la Ley Bases y con el rechazo del DNU del Senado. No tiene más margen. Con esa sensación se fueron los diputados de Hacemos Coalición Federal (HCF) de la reunión que mantuvieron esta semana con el ministro del Interior, Guillermo Francos. Y con algo más: les encomendaron a ellos y a la UCR diseñar los cambios en la legislación laboral que incluirán, ya iniciado el trámite parlamentario, en la nueva Ley Bases pocket. El secretario Ejecutivo de la Jefatura de Gabinete, José Rolandi, ya tiene en sus manos algunas propuestas. Entre ellas, un proyecto del diputado Oscar Agost Carreño, de los más activos en el bloque que preside Miguel Pichetto. La propuesta irá sobre tres ejes: fondo de cese de empleo "optativo", eliminación de multas y multiplicadores en los cálculos indemnizatorios y extensión del periodo de prueba -probablemente, a ocho meses-. Es muchísimo menos de lo que hubiera deseado el Poder Ejecutivo, que ya vio cómo el Judicial le volteó el capítulo laboral del mega DNU 70/23. 

Todos gordos. 

El capítulo laboral de la Ley Bases recortada será consultado previamente con la CGT. O al menos eso les prometieron Francos y el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, a los sindicalistas que ayer fueron a verlos a la Casa Rosada, en la primera reunión de la central obrera con el Gobierno de Milei. Les pidieron que, por lo menos por dos o tres meses, cierren paritarias que no estén por encima de la inflación. Es decir, que no hagan lo que hizo el sindicato de Camioneros de Pablo Moyano, que hoy podría anunciar medidas de fuerza por la resistencia del Gobierno a homologar el acuerdo que selló con las transportistas hace días. Para medir el valor de esta reunión hay que ir a los nombres. Estuvo Hugo Moyano pero no su hijo Pablo. Tampoco Mario Manrique (SMATA), ni Abel Furlán (UOM), ni Sergio Palazzo (Bancarios). Los más duros del movimiento obrero no se presentaron en Balcarce 50. En cambio, fueron los "gordos". Héctor Daer (Sanidad), Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), los más representativos. Hoy habrá cumbre de la mesa chica cegetista. Tienen en agenda definir si continúan el plan de lucha que se inició con el paro general del 24 de enero.

El poroteo infinito. 

La forma más concreta de darse cuenta de que el peronismo no junta los votos para voltearle al Gobierno el mega DNU es que, en lugar de pedir una sesión especial para llevarlo al recinto, convocó a un grupo de juristas para discutir su constitucionalidad. Fue una reunión informal en la que, nuevamente, Menem les apagó Youtube para que no se pueda seguir en directo lo que pasaba. El diagnóstico de los especialistas fue unánime: no es ni de necesidad ni de urgencia y excede todas las potestades que le da la Constitución al cargo de presidente. Lo más interesante para Unión por la Patria (UxP) fueron los diputados que participaron de la reunión. Además de los propios y de la izquierda, el cónclave lo condujo el socialista Esteban Paulón, estuvieron Natalia de la Sota, Margarita Stolbizer (ambas de HCF) , algún lilito pasó por allí y hasta los radicales rebeldes alineados con Facundo Manes se sentaron a escuchar. Para derogar el decreto se necesita un quórum de 129 y, a partir de eso, los votos para rechazarlo. Los números varían. Según el conteo de la CGT, hay 122 diputados y diputadas que votarían en contra. En realidad, un poroteo excesivamente optimista daría 119. En UxP cuentan menos, entre 110 y 113. Un legislador con muchos años de experiencia parlamentaria encuentra dos diferencias centrales entre el escenario que enfrentan en Diputados y la mayoría brutal que se obtuvo en el Senado, donde sí fue rechazado el DNU. Una, es que esta discusión ahora quedó inserta en el debate de la ley bases y el proyecto fiscal; otra, es que es mucho más fácil levantar la mano para rechazar un decreto, que sigue vigente, que hacerlo para derogarlo.