Javier Milei y Victoria Villarruel en Casa Rosada, luego de la asunción del presidente.
Javier Milei y Victoria Villarruel en Casa Rosada, luego de la asunción del presidente. — Twitter @VickyVillarruel

"Listo, hagan lo que tengan que hacer". Ese fue el mensaje que la vicepresidenta Victoria Villarruel les transmitió a los presidentes de todos los bloques del Senado en la reunión de Labor Parlamentaria de ayer por la tarde, que transitó bajo la sombra de un rumor: el de retrotraer la decisión de poner en discusión, en la sesión de hoy, el mega DNU desregulador 70/23. La vicepresidenta intentó postergar su tratamiento dos semanas, pero solo consiguió el apoyo de los presidentes de bloque del PRO y la UCR. Según los cálculos que hacen tanto en el oficialismo como en la oposición, sobran los votos para gestar un hecho histórico: por primera vez, una cámara del Congreso va a votar el rechazo a un decreto presidencial. Esa mayoría se conformará entre los bloques de Unión por la Patria (UxP), bloques provinciales y, probablemente, algunos votos de la cada vez más partida UCR.

Proyecto propio. 

Ni el trolleo incesante, que llegó hasta amenazas de colgarla en la Plaza de Mayo, ni un comunicado oficial de la Oficina del Presidente de la República Argentina (OPRA) en tono amenazante hicieron que Villarruel diera marcha atrás con su decisión de incluir el DNU 70/23 en el temario de hoy. Decisión cuestionada por la Casa Rosada, el bloque de La Libertad Avanza (LLA) en la Cámara Alta y las tribus orgánicas e inorgánicas que habitan el campo de batalla favorito del presidente Javier Milei, la red social X. El vínculo entre el presidente y su vice está completamente roto, hace tiempo que no hay ni conexión ni coordinación entre ellos, no tienen interlocutores válidos y su fractura es tan evidente como que Villarruel tiene un proyecto político propio, independiente del de Milei y su círculo de confianza.

Gesto de los gobernadores. 

Este miércoles, pese a los esfuerzos coordinados entre el bloque de diputados Hacemos Coalición Federal (HCF) y el de UxP, no hubo quórum y estos bloques opositores tuvieron que conformarse con una sesión en minoría, de meros discursos, sin poder discutir el proyecto de la CC-ARI para cambiar la fórmula previsional y atar las jubilaciones al Índice de Precios al Consumidor (IPC). Si bien es cierto que el temporal suspendió muchos vuelos, lo que impidió que varios legisladores lleguen a tiempo, el número no se consiguió por la decisión de un importante grupo de gobernadores que, tras la reunión con (el ministro de Interior) Guillermo Francos y (el jefe de Gabinete) Nicolás Posse del viernes en la Rosada, decidieron darle una chance más al Gobierno. Martín Llaryora (Córdoba), Hugo Passalacqua (Misiones), Alberto Weretilneck (Río Negro) y Gustavo Sáenz (Salta) hicieron que sus diputados no bajen a sesionar. El de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, le indicó al diputado Francisco Morchio que no se sume a la sesión especial rebelde. Tampoco lo hicieron los que responden al gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, cuya fidelidad con el presidente Milei parece no conocer límites.

De Loredo, cuestionado. 

"El acuerdo con (el presidente de la Cámara de Diputados, Martín) Menem es tuyo, no nuestro". La frase sonó, áspera, en la reunión virtual del bloque de diputados de la UCR del lunes por la noche. El destinatario era el presidente de esa bancada, Rodrigo De Loredo, que buscaba convencer al resto de su bloque de no sumarse a la sesión de ayer, pedida por HCF y que, ya sabían, iba a contar con el acompañamiento del peronismo. Eso era lo que le habían pedido Menem y Francos a De Loredo y al presidente de bloque del PRO, Cristian Ritondo, en una reunión que tuvieron días antes, los cuatro, en Casa Rosada. Había que evitar que la oposición tuviera el número. Ritondo no tuvo ningún problema para ordenar a su bloque, que hoy genera más confianza en el Gobierno que los propios de LLA; a De Loredo se le pararon de manos. "¿Estamos diciendo que a los jubilados los están matando y no vamos a ir a una sesión por ese tema? A nosotros no nos conduce ni Milei ni mucho menos Macri", dijo a CORTA uno de los legisladores más refractarios a la conducción de De Loredo. 

Las fuerzas del cielo. 

Finalmente, solo dieron quórum cinco de los 34 diputados de la UCR: Facundo Manes, Pedro Galimberti, Marcela Coli, Fernando Carbajal y Pablo Juliano. El resto aceptó el pedido de De Loredo de no prestarse a la foto con el peronismo. Un par de horas más tarde, se reunió por primera vez la comisión de Previsión Social, la que deberá debatir una nueva fórmula jubilatoria. El oficialismo, con humildad, le cedió la presidencia al ala dura del radicalismo. Casualidades que solo se explican por la intervención divina de las fuerzas del cielo.

Presidentes sin conducción. 

Miguel Pichetto y De Loredo tienen un mismo problema: ninguno de los dos conduce el bloque que preside. En el caso del peronista es natural: quedó al frente de la bancada de HCF por ser el legislador más hábil, mañoso y experimentado de la Cámara de Diputados y, probablemente, el mejor legislador en actividad. Pero esa heterogénea alianza de exPRO, socialistas, lilitos, peronistas cordobeses y otras tribus menores se conformó para disputar espacios en las comisiones. Allí, el verticalismo no existe. En cambio, el caso del radical tiene otros condimentos, que van desde cuestiones particulares, como el malestar que generan algunas de sus formas hacia el interior de la bancada, a otras más profundas, como sus posturas mucho más cercanas a las alas duras del macrismo que a los colores heterogéneos que hoy pintan a una UCR en busca de una identidad perdida.

Por qué importa. 

HCF y la UCR son los bloques que hoy definen hacia qué lado se inclina la cancha de Diputados. O hacen mayorías con la alianza oficialista del PRO y LLA o se transforman en los ladrillos finales que completan, junto con UxP, el dique de contención para las aventuras parlamentarias del Gobierno nacional. Y ese balance, entre quedar "en la foto Macri y Milei" o con las "tropas de Cristina", como lo definió un diputado radical, es una complejidad difícil de sortear en ambas bancadas. En muchos casos, termina siendo más importante alejarse de cualquier cosa con gusto a kirchnerismo que buscar mayorías para traccionar proyectos en los que podría haber coincidencias, como el cambio en la fórmula jubilatoria, la coparticipación del Impuesto País o la reinstauración del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID).

Las fuerzas del deshielo. 

Pero, a medida que se profundizan los impactos sociales de la aventura libertaria, esa urticaria K empieza a picar menos. A Pichetto tuvieron que convencerlo para que se acople a la estrategia que motorizaba su bloque, de ponerse en acción y empezar a minarle de proyectos y pedidos de sesión especial la Cámara de Diputados a Menem y LLA. ¿Su temor? Quedar absorbido, mediáticamente, por la foto con UxP. "Cómo nos van a correr a nosotros por una sesión con UxP", le respondió en una reunión de bloque un diputado de la CC-ARI, "si el 90% de los expedientes de Comodoro Py deben ser denuncias de Lilita (Carrió) contra el kirchenrismo".

El puente Pichetto-CFK. 

Si se corriese por una línea interpretativa cargada de malicia, hasta podría verse un puente imaginario entre Pichetto y Cristina Fernández de Kirchner. La expresidenta insiste, ante quienes la visitan, que la forma posible de darle la pelea institucional al Gobierno de Milei es aprovechar su debilidad parlamentaria y hacerle sentir el peso de la agenda de las provincias, justamente lo que está haciendo el bloque que preside el rionegrino. Donde vieron agenda, en HCF metieron un proyecto: pidieron sesión especial por la fórmula jubilatoria ayer, otra sesión pedida para la semana que viene para debatir el FONID y hasta un proyecto de ley para reglar el salario de los altos cargos de los tres poderes del Estado. ¿Cuál es la diferencia? Si a la vanguardia de este plan estuviera el peronismo moriría en soledad y en minoría. Pero si, en cambio, empieza a haber coordinación y el peronismo aporta el número para acompañar las propuestas de otros espacios, deberían encenderse algunas alarmas en el despacho de Menem, en el del jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y hasta en el del propio presidente. "Si Cristina está más pragmática, bienvenido sea", celebró un diputado del bloque de Pichetto. Algunas mentes febriles hasta fantasean con una visita de Pichetto al Instituto Patria. Algo que, por ahora, parece imposible.