Cristina Kirchner en el acto en Plaza de Mayo con Wado de Pedro, Sergio Massa, Máximo Kirchner y José Mayans
Cristina Kirchner en el acto en Plaza de Mayo con Wado de Pedro, Sergio Massa, Máximo Kirchner y José Mayans — A24

Mientras la pelota de las internas a cielo abierto en la agenda pública estaba del lado del Gobierno, un lunes a las 2 de la tarde la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner sacudió X con un enigmático tuit: "Pericia psiquiátrica le vamos a pedir a los que dicen que Villarruel es peronista". Así comenzó todo.

El destinatario.

Quién tomó protagonismo en la discusión a partir de ese mensaje fue quien, a nivel público, más pegado estaba a la imagen de un reivindicador de la vicepresidenta Victoria Villarruel en el ecosistema peronista: el exsecretario de Comercio Guillermo Moreno. El dardo no era contra Moreno, a quien el cristinismo considera fuera de la fuerza política de Unión por la Patria, sino para uno de los propios, José Mayans, el senador en quién Cristina respaldó su agenda del Senado durante su ejercicio como presidenta del cuerpo.

El que agarró la lanza.

Aunque era contra Mayans y no contra Moreno, el achique de la última línea de la defensa hizo retroceder al formoseño, que resolvió diferencias en una reunión virtual con las senadoras Anabel Fernández Sagasti y Juliana Di Tullio y salió rápidamente a pedir la cabeza de la vice por el acto por las "víctimas del terrorismo" en el Senado. Sin embargo, el que quedó enganchado en posición adelantada fue Moreno, que se hizo cargo de la lanza y acusó a Cristina Kirchner de haber puesto un tapón a la posibilidad de destituir al presidente Javier Milei.

La cuestión juicio político.

La referencia no es inocente, porque justamente de la necesidad de impulsar un juicio político contra Milei se trataba el fondo de la discusión: Moreno buscando los acuerdos para que ese impeachment se concrete, Cristina oponiéndose a esa idea y sosteniendo que a Milei hay que ganarle en las urnas. La discusión es la misma que en 2016, como lo revela una conversación telefónica entre la exmandataria y Oscar Parrilli filtrada por la radio de Luis Majul en 2018. En ese sentido se enmarca la defensa a la vicepresidenta por parte del lider de Principios y Valores, que sostuvo que ella "no va a destruir la industria como Kicillof". 

El plan Moreno.

Si de algo sirvió el tuit de Cristina, fue para dejar absolutamente expuesto (y solo) a Moreno que, en su verborragia, reveló todos los componentes de su plan: un acuerdo con Villarruel para que su sector vote la destitución de Milei para asumir ella en un cogobierno con la fuerza del exsecretario y, como plan B, una asamblea legislativa que los destituya a los dos y que nombre como presidente estilo Duhalde al diputado Miguel Ángel Pichetto. Tanto una opción como la otra parecen más sacadas de un capítulo de House of Cards que de la vida real.  

La vida real. 

En la vida real, la oposición no logró bloquear la Ley más importante que mandó el Poder Ejecutivo en ninguna de las dos cámaras y todavía no logra reunir 129 diputados que se sienten para derogar el DNU 70/23. En la vida real también, Villarruel se tirotea con el entorno presidencial pero mantiene su adhesión al Gobierno y Pichetto casi no ha tenido ni un solo voto que no vaya de acuerdo a la voluntad de la gestión Milei. Para un juicio político se necesitan dos tercios de las dos cámaras, una mayoría bastante más complicada.

Las indirectas camporistas.

Días después del tuit de la pericia psiquiátrica, La Cámpora empezó una multi-ofensiva de indirectas tuiteras contra buena parte de sus aliados. 

  • La intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, le respondió a Mayans sobre la responsabilidad de la elección de Alberto Fernández como presidente del PJ y, de manera descontextualizada y repentina, le pegó a Cristina Álvarez Rodríguez, jefa de asesores de Axel Kicillof, con quién La Cámpora sostiene una interna que no reconocen abiertamente pero que se encargan de avivar cada vez que hay una oportunidad. Allí le recuerdan a la funcionaria bonaerense que dijo que "sería un orgullo que Alberto Fernández fuera presidente del PJ". El tuit de Mendoza fue reposteado por Cristina Kirchner. Álvarez Rodríguez ayer mismo dio una charla en el Instituto Patria.
  • En una respuesta a Marcelo Bonelli, el senador Wado de Pedro negó ser candidato a la Corte Suprema y llamó a "consultar al Frente Renovador" por funcionarios del Gobierno anterior que conservaron sus cargos con Milei. De Pedro había sido jefe de campaña de Sergio Massa después de deponer su candidatura para ungir al entonces ministro de Economía.

La metralleta de indirectas de La Cámpora, cuya condición de indirectas permite que después Máximo Kirchner salga a enojarse con periodistas por "instalar que hay internas", ya no se limitan a espacios del peronismo que reniegan o directamente niegan la conducción de Cristina, sino con espacios enmarcados en la misma línea ideológica como el del único gobernador cercano que poseen, Axel Kicillof. Con Massa hubo una articulación total de cara a la estrategia electoral del año pasado.

Candidato propio. 

En este contexto, la senadora Anabel Fernández Sagasti reveló que el cristinismo busca el impulso de un candidato propio para las siguientes elecciones presidenciales para terminar con la racha de candidatos aliados (Scioli, Fernández y Massa). La única posibilidad que asoma para lograr eso es a través de elecciones primarias (que el Gobierno busca eliminar) ya que, salvo Cristina Kirchner en sí misma, nadie de su espacio podrá alinear a todo el peronismo bajo su ala sin cuestionamientos. Las primarias fueron una herramienta que la expresidenta sistemáticamente negó a la hora de la selección de candidatos del peronismo.

Las del Gobierno.

Mientras todo esto sucedía, el Gobierno tenía sus propias internas. 

  • El bloque de diputados echó a Lourdes Arrieta, que minutos antes de su expulsión anunció su monobloque Fuerzas del Cielo - Espacio Liberal.
  • El bloque de senadores echó a su presidente, Francisco Paoltroni, hombre cercano a Victoria Villarruel. 
  • Entre las peleas tuiteras varias que tuvo La Libertad Avanza, se destaca la que tuvieron Lilia Lemoine y Marcela Pagano, que incluyó insultos y capturas de pantalla de conversaciones privadas.  

Lo que viene.

A casi un año de las elecciones legislativas, tanto el oficialismo como la oposición tienen el desafío de resolver sus problemas de liderazgo interno y lograr acuerdos entre tanto tiroteo cruzado, antes que salir a plantear una estrategia para combatir al adversario.