Vista aérea del telón con los rostros de los desaparecidos en la Marcha de la Memoria 2023
Vista aérea del telón con los rostros de los desaparecidos en la Marcha de la Memoria 2023 — Foto: AFP

Esta tarde, la Plaza de Mayo de Buenos Aires, la plaza Agustín Tosco de Córdoba, el Monumento a la Bandera de Rosario, la explanada de la Casa de Gobierno de Mendoza, la Plaza Independencia de Tucumán, la Plaza San Martín de Mar del Plata y cientos de puntos más a lo largo y ancho del país se repletarán de gente en un nuevo 24 de marzo, pero con condimentos que lo hacen único y claramente distinto de los anteriores.

Lo más importante.

La llegada del primer 24 de marzo del Gobierno de Javier Milei generó tensiones desde, por lo menos, dos semanas antes. La coincidencia entre la fecha y el perfil de un Gobierno ejercido por una fuerza política que hizo del negacionismo una de sus principales banderas de crecimiento ponen a esa fricción bajo la principal lupa de cara a las movilizaciones de hoy.

La línea.

La Libertad Avanza nació, hizo campaña y asumió el Gobierno con un posicionamiento político que ataca la lucha de Memoria, Verdad y Justicia de las organizaciones de Derechos Humanos desde dos ejes.

  • La negación del número de 30 mil desaparecidos. Javier Milei dijo en el debate presidencial que eran 8.753, una cifra tomada de las denuncias oficiales recogidas por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas en los primeros años tras la recuperación de la democracia y plasmadas en un informe entregado al entonces presidente Raúl Alfonsín el 20 de septiembre de 1984, en el que se aclara que la lista aún estaba abierta.
  • La "versión completa de la historia", en referencia a la contraposición de la guerrilla armada como fuerza equivalente a la del terrorismo de Estado. Una agenda llevada adelante por la vicepresidenta Victoria Villarruel, que organizó en plena campaña un acto en el Congreso para homenajear a personas asesinadas por la guerrilla.
  • La relativización del plan sistemático y la imposición de la idea de "guerra" en la que las Fuerzas Armadas, según dijo Milei en el debate, "cometieron excesos".

La calle online.

En las redes sociales, el debate de la semana fue cuál iba a ser la reacción frente a cualquier intento del Gobierno de llevarse la agenda con un discurso relativizador de los hechos conmemorados en la fecha. Circularon propuestas como las de un apagón digital y de, sencillamente, ignorar comentarios que voceros oficiales o que el propio presidente o la vice hagan respecto del tema.

El antecedente.

La decisión de tapar los cuadros de mujeres notables de la historia argentina en pleno 8 de marzo y el reemplazo del nombre del Salón de las Mujeres fue la previa que encendió las alarmas de cara al 24. Revelan que el Gobierno busca ser un actor activo durante las fechas importantes para quiénes considera adversarios con el objetivo de ponerlas en tensión.

El otro antecedente.

El 24 de marzo de 2016 tuvo también un condimento especial, y es que coincidió con la visita al país del entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Se trataba del primer Día de la Memoria del Gobierno de Mauricio Macri y la presencia del mandatario norteamericano, por la participación que ese país tuvo en el diseño de las estrategias de las dictaduras regionales, fue interpretada por la entonces oposición como una provocación. De todas maneras, la comitiva estadounidense visitó la ESMA y Obama, que no fue por pedido de las organizaciones de Derechos Humanos, participó de un acto de homenaje a las víctimas del terrorismo de estado junto con las autoridades argentinas.

Desmentidas.

En la víspera del 24, el Gobierno tuvo que desmentir dos trascendidos. 

  • El primero era que se anunciarían indultos a militares condenados, algo que está prohibido por la Ley 27.156, que además no puede derogarse por DNU por tratarse de una disposición penal. Fue desmentido por el vocero presidencial, Manuel Adorni, que negó que esa iniciativa esté siendo considerada por el Gobierno.
  • El segundo fue la presunta disposición para que los genocidas cumplan sus condenas con el beneficio de la prisión domiciliaria, algo que solo pueden determinar los jueces (no el Poder Ejecutivo) y que, de hecho, hoy es la realidad efectiva de cientos de represores condenados. Esa desmentida correspondió al propio Milei que, en X, contestó "es una gran mentira" al tuit del periodista Ignacio Girón que señalaba rumores en Casa Rosada en ese sentido.

Protocolo antipiquetes.

La otra preocupación que asomaba de cara a la marcha era que el Gobierno ejecute una represión a instancias del protocolo antipiquetes. Fue el propio Adorni el que despejó esa posibilidad cuando reveló que las organizaciones de Derechos Humanos habían notificado las actividades de la movilización y que las mismas habían sido autorizadas por el Poder Ejecutivo. 

En resumen. 

El Gobierno muestra con esto que, más allá del debate dialéctico para su propia tribuna, que es su núcleo duro de votantes ideológicos que le exigen profundizar en las provocaciones y los ataques, no tiene interés en escalar el conflicto con acciones directas que lleven, no solo a un recrudecimiento del enfrentamiento político local con opositores duros y opositores blandos que trazan en los derechos humanos un límite claro, sino también a que la situación argentina sea puesta en la lupa de las potencias, donde la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo sigue siendo un ejemplo inspirador.

El punto de consenso.

Además del peronismo y la izquierda, enemigos identificados por adversarios políticos como motores de la marcha, se movilizará la Juventud Radical, espacios provinciales y municipales y otros partidos y organizaciones que están por fuera de ese esquema estructural o ideológico. Uno de los mensajes más fuertes de la mañana fue el del exjefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, contando la historia familiar que lo vincula con los horrores de la dictadura y ratificando que "son 30 mil". En medio de una reconfiguración política por el corrimiento que generó la aparición de Milei, los puntos de consenso toman un significado especial.

La calle real.

La Plaza de Mayo y las demás plazas y puntos de encuentro en el país darán, no solo una foto, sino además un mensaje. Trazarán la línea de aquello que, más allá de la coyuntura, la base popular inmensa de la Argentina no está dispuesta a olvidar. Las plazas ratificarán que ni las crisis económicas de la post-dictadura ni los problemas que surgen de la discusión política alcanzan para poner en duda o en riesgo la convivencia democrática lograda en estos 40 años y el repudio de los crímenes ocurridos bajo la negación de esa democracia. Las plazas dirán que la insatisfacción creciente en estos años se satisface con más respeto y no con menos, que la crueldad no es la salida hacia absolutamente nada bueno. Se dejará en claro que, más allá de las decisiones mayoritarias circunstanciales que se toman y la muertes de madres y abuelas reconocidas y queridas por el paso del tiempo, la lucha por la Memoria, Verdad y Justicia ha logrado el trasvasamiento generacional y ha tomado un carácter de eternidad que no se doblegará ante nada ni se olvidará jamás.

Las preguntas.

  • ¿Cuál será la reacción del Gobierno a las fotos que las plazas del país den esta tarde?
  • ¿Podrá ser esta marcha un punto de partida para que los sectores que reivindican la lucha por los derechos humanos comiencen un diálogo programático sobre los puntos que tienen en común?
  • Sobre cómo será la movilización, no hay preguntas porque no hay dudas: será multitudinaria.