Nadiya Trubchaninova, de 70 años, llora mientras sostiene el ataúd de su hijo Vadym, de 48, asesinado por soldados rusos el pasado 30 de marzo en Bucha, durante su funeral en el cementerio de Mykulychi, en las afueras de Kyiv, Ucrania, el sábado 16 de abril, 2022. Foto: AP Photo/Rodrigo Abd.
El fotoperiodista Rodrigo Abd ganó el premio Pulitzer 2023 por su cobertura fotográfica de la guerra en Ucrania. Estuvo cinco semanas en el país europeo y pasó la mayor parte de su tiempo en las ciudades de Kiev, Irpin, Hostomel y Bucha, además de reportar la situación en la frontera con Polonia. En diálogo con CORTA, el oriundo de Buenos Aires remarcó la crudeza que se vive en el frente: "Es duro porque nosotros seguimos con nuestra vida, pero la gente se queda ahí".
Por qué importa. El Pulitzer es uno de los premios más importantes para el ámbito del periodismo, la literatura y la música. Es el segundo que gana Abd como fotógrafo.
Los sentimientos. Para Abd, una de las complicaciones —y una de las virtudes— del oficio está en el trato con los locales y cómo uno se adentra en la vida de las personas retratadas, pero aclaró que "decir adiós" es lo más difícil: "Es duro porque nosotros seguimos con nuestra vida, con nuestras familias, volvemos a nuestros lugares, pero la gente sigue estando ahí. Por eso admiro a los fotógrafos que tienen la capacidad de ayudar personalmente a la gente que retratan".
La ganadora. Una de las fotos que le dio el Pulitzer es sobre una anciana que llora a su hijo a los pies de su ataúd. Abd retomó su análisis sobre cómo tratar con las personas y describió la situación: "Conviví con ella muchas horas. Tomé el té en su casa, la acompañé a la morgue, la ayudé y la escuché. Ahí está el trabajo que más me gusta".
Bucha. Abd estuvo en la ciudad de Bucha, donde ocurrió una de las peores masacres de civiles en la guerra. "Era una destrucción total, había cuerpos por todos lados, enterrados en casas, parques. Había un grupo de gente encargada de recoger a los muertos y llevarlos atrás de una Iglesia ortodoxa que funcionaba como una fosa común. La gente enterraba a sus seres queridos donde podía", detalló.
El frente. El fotógrafo comentó que ya está acostumbrado a lo que ve gracias a su experiencia en la cobertura de crímenes en Guatemala, donde vivió nueve años, aunque destacó que "uno se puede quebrar en cualquier momento". "Cubrí escenas del crimen: cuerpos masacrados, mutilados, decapitados en las cárceles, en las calles. Ya tenía experiencia en lo que podía ver, pero eso no quiere decir que no sea impactante todo lo que vi en Ucrania. Bucha fue muy fuerte", detalló.
El ojo. Abd reveló qué es lo que importa a la hora de fotografiar la guerra. "Uno busca interpretar lo que cree que es la noticia del día para contar algo nuevo. Siempre buscamos retratar algo que muestre cómo está evolucionando el conflicto", aclaró. Y sobre el riesgo del trabajo, agregó: "Estábamos en el frente de batalla y de repente vemos un soldado ruso muerto, tirado al lado de unos tanques. Hay momentos que parecen tranquilos y de repente quedás en el medio del quilombo".