Diputados
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En un escenario hipotético de presencia plena en el recinto, entre el peronismo, la izquierda, la oposición soft y el dialoguismo selectivo estarían hoy a dos o tres votos de tener los dos tercios para rechazar el veto presidencial en la Cámara de Diputados y dejarle el camino allanado al Senado para que certifique la ley que busca recomponer las jubilaciones mínimas, establecer nuevos parámetros de actualización, fijar por ley la fórmula de actualización y ordenar un cronograma de pagos para las deudas previsionales que el Estado nacional mantiene con algunas provincias. El oficialismo duro que integran La Libertad Avanza (LLA) y el PRO ya inició un plan de presión sobre algunos gobernadores, para que algunos diputados que no se animaron al rechazo del proyecto en el trámite original, como los que responden a los gobiernos de Tucumán y San Juan, se sienten a bancar el veto de Javier Milei. La idea es convocar a una sesión especial, pedida por tres nombres pesados no kirchneristas, como Miguel Pichetto, el radical Rodrigo de Loredo o el lilito Maximiliano Ferraro, para dentro de dos o tres semanas. En las últimas horas surgió la propuesta de acelerar todo para la semana que viene, pero la mayoría se complica por algunas ausencias ya previstas. Quedaron en seguir hablando.

Las cuentas.

Si en la sesión para tratar el veto presidencial al aumento de las jubilaciones están presentes los 257 diputados y diputadas, los dos tercios se alcanzan con 171, teniendo en cuenta que el presidente del cuerpo, Martín Menem, no vota. Cuando la ley obtuvo media sanción, el 5 de junio, tuvo 160 votos afirmativos. Es decir: faltan once. Además, tuvo 72 negativos, ocho abstenciones y 16 ausentes. De los que se abstuvieron surgirán cinco votos afirmativos: las bancas de la izquierda. De los ausentes podrían sumarse tres votos más: dos de Unión por la Patria (UxP) y el radical Manuel Aguirre. La cuenta asciende así a 168. Faltan tres. Hubo dos ausentes de Encuentro Federal, el bloque de Pichetto. Uno es el sindicalista petrolero chubutense Jorge "Loma" Ávila, que está atravesando un problema de salud. Si la sesión fuese la próxima semana, no lo cuentan. Si se posterga, podría ser el 169. La semana que viene tampoco estará en el país Ricardo López Murphy, que es un caso paradójico: votó en contra de la ley, pero ahora votaría también contra el veto. Si la sesión se hiciese con el exministro presente, se convertiría en el 170. Y el 171 lo tienen identificado: es el entrerriano Francisco Morchio, del bloque de Pichetto y hombre del gobernador Rogelio Frigerio. En junio no estuvo a la hora de votar. En la reunión de bloque de esta semana dio indicios de acompañamiento si hay una mayoría abrumadora que le impida quedar "pegado al kirchnerismo". Su presencia o no la determinará el éxito o el fracaso de la presión de la Casa Rosada sobre el exministro del Interior del Gobierno macrista. Pero si toda esta foto se concreta, los votos estarían. El problema es que las matemáticas y la política se llevan pésimo y las cosas casi nunca salen exactamente como se las planea.

El tercio.

Del otro lado, el número mágico es 86. Si Menem logra ordenar alianzas y acuerdos internos, esos son los votos para respaldar el veto que tiene que juntar. Parte de un piso de 71: estos son, los 72 que votaron contra la ley hace tres meses menos López Murphy. ¿Cómo engorda ese número? Convenciendo a ausentes y abstenciones de la votación original. Ahí tiene, de mínima, a la libertaria Rocío Bonacci (enfrentada con el presidente de la Cámara Baja) y siete diputados del PRO. Entre esos, dos figuras de peso en el bloque amarillo, como María Eugenia Vidal o Silvia Lospennato. Tampoco votaron ese 5 de junio los tres legisladores del gobernador tucumano Osvaldo Jaldo, el más oficialista de los gobernadores. Si transforma todos estos ausentes en presencias para bancar el veto, ya estaría en 82. En la pecera de las abstenciones puede capturar tres más: la tucumana Paula Omodeo y los dos sanjuaninos que responden al gobernador Marcelo Orrego. Así, ya estaría en 85, a uno de bloquear los dos tercios y certificar el veto mileista. Aunque hay un interrogante, que un diputado libertario transformó en pregunta: "¿Estamos seguro que (Lourdes) Arrieta va a votar con nosotros?".

Nada es tan fácil.

Pero la tarea del oficialismo no es tan sencilla: no es lo mismo aportar un par de faltazos o algunas abstenciones en una sesión donde la aprobación estaba garantizada, como la de junio, que ser el médico que firma el certificado de defunción de una ley que busca recomponer, al menos un poco, las raquíticas jubilaciones. "Tenemos un problema en las provincias: todas tienen jubilados y todos están habilitados para votar", bromeó un diputado que forma parte del comando responsable de juntar los votos para que los degenerados fiscales que habitan el Congreso no le vuelvan a mojar la oreja al Presidente. Una forma ocurrente de sintetizar el costo político de levantar la mano para sacarle del bolsillo 17 mil pesos a los que cobran la mínima.

Están los votos. ¿Están los votos?

Hay tres temas en la agenda del Senado de alto impacto. Dos tienen acuerdo del peronismo y la mayoría del radicalismo, que son la derogación del DNU que le asignó 100.000 millones de pesos en gastos reservados a la SIDE, y el proyecto para garantizar el financiamiento del sistema universitario nacional. El tercero está cerca de alcanzar los votos y es la Boleta Única en Papel (BUP), que promueven el oficialismo y la UCR. Dos mayorías distintas en el mismo cuerpo parlamentario. Hubo una chance de armar una mega sesión con los tres expedientes el miércoles, pero se cayó. Se intentó resucitar esa sesión para este jueves, pero tampoco hubo acuerdo en la reunión de Labor Parlamentaria de ayer. Dicen que es porque entre LLA, el PRO y la UCR no terminan de juntar los 37 votos para aprobar la BUP, que ya cuenta con media sanción de Diputados, aunque será modificada en la Cámara Alta. De esa reunión salieron todos los bloques, menos UxP, con la idea de patear todo para el jueves 12. El peronismo, apenas puso un pie fuera del despacho de Victoria Villarruel, firmó un pedido de sesión para hoy a las 14. ¿Los temas? DNU de la SIDE y universidades. Se ampara en cláusulas reglamentarias, como el incumplimiento de plazos para informar el resultado de la Labor Parlamentaria y la falta de acuerdo entre los bloques. En Buenos Aires están 32 de los 33 miembros del bloque de UxP en el Senado. Le faltan cinco para el quórum. A esa hora se van a sentar en el recinto, esperando que algunos se sumen y se pueda sesionar. "Veremos quién está comprometido con el tema", desafían desde UxP. El bloque de senadores de la UCR, mediante un comunicado, adelantó que no irá.
 

BUP bonaerense.

No solo en el Congreso nacional se buscan mayorías para la BUP. Este miércoles ingresó a la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires un proyecto para que el distrito electoral más importante del país cambie su herramienta de sufragio y empiece a utilizar, desde el año que viene, la boleta única. El proyecto tiene la firma de diputados provinciales del PRO, la UCR y la Coalición Cívica y establece, entre otras cosas, que la provincia deberá utilizar la BUP, independientemente de si sus elecciones van unificadas o no a las nacionales y que, de ninguna manera, podrán incorporarse categorías nacionales a la boleta. Si la oposición al gobierno de Axel Kicillof se unifica en su totalidad, tendría los votos para modificar la forma en que vota el electorado bonaerense. Una curiosidad: el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, y su esposa y ex presidenta del PRO bonaerense, Daniela Reich, tuitearon en simultáneo pidiendo que la provincia adhiera a la BUP nacional, si es que en algún momento se sanciona, en lugar de promover la boleta única bonaerense, una propuesta histórica del macrismo. ¿Acompañarán este proyecto, llegado el momento, los PRO libertarios que rompieron el bloque y que responden a Patricia Bullrich? ¿O predominará la interna de la ministra con Mauricio Macri? Quién sabe.