Alianzas, denuncias, fracturas y traiciones: la reconfiguración del mapa en el Congreso post Bases

Por Nicolás Fiorentino

21 de agosto de 2024 - 09.50

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Concluido el traumático paso de la Ley Bases, el mapa de relaciones, amistades y rivalidades del Congreso entró en un paulatino pero constante proceso de reconfiguración. Unión por la Patria (UxP) ya no apesta a kirchnerismo para el universo dialoguista y ahora es socio estratégico en la disputa por la agenda de inteligencia, mientras se expone a una fuga de los catamarqueños del gobernador Raúl Jalil, como ya le pasó con los tucumanos de Osvaldo Jaldo; los radicales no votan juntos ni un homenaje a Raúl Alfonsín y hace tiempo que conviven tres espacios distintos en un bloque sin conducción; en La Libertad Avanza (LLA) se denuncian entre ellos y se amenazan con renuncias, tras la bomba de las visitas a genocidas en Ezeiza; la CC-ARI, con una Elisa Carrió reactivada, se alejó de lo que hoy es Encuentro Federal, hartos del voluntarismo de Miguel Pichetto para evitarle fracasos a Javier Milei; un grupo de gobernadores rosquea desde hace días el armado de bloques propios en ambas cámaras; y hasta el PRO, de inquebrantable oficialismo, le marcó la cancha al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, con agenda propia y protestas por la foto de Los seis de Astiz y el reparto de cargos en las comisiones. Desde hace algunas semanas, nadie es tan malo ni nadie es tan feo: las opiniones cedieron lugar a la necesidad. El tramo final de este camino, fantasean en la Casa Rosada, sería el pacto, tácito o efectivo, entre el Presidente y Cristina Fernández de Kirchner para sentar al juez federal Ariel Lijo en la Corte Suprema de Justicia.

La brújula afinada en Milei y De Loredo.

Martín Lousteau hace tiempo que perdió el miedo a salir en la misma foto que el kirchnerismo. Blanco permanente de la furia presidencial y de su eficiente esquema de trolleo rentado, empezó a sacarle el jugo a ese juego sinuoso. Su mejor botín, hasta acá, es la presidencia de la bicameral de seguimiento de los organismos de inteligencia que obtuvo ayer, un cargo sobre el que se desató una guerra que concluyó con fuego amigo: la interna entre Santiago Caputo y la vicepresidenta, Victoria Villarruel, impidió poner al frente de esa comisión de control -pero también de acción- a un hombre propio o, al menos, confiable. Registro explícito de la ineficiencia, ni el asesor sin firma pudo cumplir el compromiso que había asumido con el senador peronista Edgardo Kueider, a cambio de su voto en la Ley Bases, ni la vicepresidenta pudo imponer al misionero del PRO Enrique Goerling. Mientras Caputo y Villarruel buscaban apoyo para sus candidatos, Lousteau cerraba con el kirchnerismo su coronación. La brújula del presidente de la UCR tiene dos agujas que le marcan el rumbo: hacer todo aquello que enoje a Milei y hacer siempre lo opuesto a lo que haría el presidente de bloque de diputados radicales, Rodrigo De Loredo, si estuviera en su lugar.

La guerra de la triple alianza.

La triple alianza que integran la oposición peronista, el dialoguismo y el radicalismo rebelde obtuvo una victoria este martes, con la designación de Lousteau en la bicameral, en una batalla clave en la guerra de inteligencia que calienta los nervios del Caputo más joven del Gobierno. Este miércoles habrá otra, todavía más trascendente. Al mediodía arranca la sesión especial para intentar dar el primero de los dos pasos necesarios para derogar el DNU con el que se le asignaron 100.000 millones de pesos a la nueva vieja SIDE para gastos reservados. El martes a la mañana al panorama era gris: no podían garantizar el quórum. Por la noche, ya era otro. Con casi todo UxP y casi todo Encuentro Federal, la CC-ARI, la izquierda y entre 16 y 18 radicales que reniegan de la conducción de De Loredo -lo que podría ser la fractura más grande hasta acá-, se superarían los 129 para el quórum. A ese piso se sumaría al menos un santacruceño y uno del PRO: Álvaro González, que fue el único de ese bloque que votó a favor la semana pasada, cuando se puso en consideración un pedido para introducir en el temario el decreto cuya discusión, finalmente, se pateó para este miércoles. "Y ojo que no haya alguna sorpresa y el PRO aporte algo", se entusiasmó un diputado que trabajó para el quórum desde temprano. Cualquier otro voto, además del de González, hombre cercano a Horacio Rodríguez Larreta, activaría un estruendo en la bancada que preside Cristian Ritondo. Ayer creció otro rumor: si la oposición consigue el número para rechazar el DNU, Mauricio Macri daría luz verde para que su bloque se abstenga. Una vendetta calabresa para el entorno de Milei, el eufemismo del expresidente para no mencionar a Caputo, el enfant terrible obsesionado con la SIDE y el espionaje.

La obsesión y los gobernadores.

La presión ejercida sobre los gobernadores entre Caputo y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, es lo que puso en riesgo el quórum para la sesión de este miércoles. Entre los siete y nueve diputados que le faltarían a UxP, hay que poner el ojo en los catamarqueños de Jalil, que parece solo tener oídos para atender los llamados de Casa Rosada. Las versiones de una ruptura catamarqueña con la bancada peronista para armar un bloque de gobernadores "friendly" se multiplican. Igualmente, desde la comandancia del bloque aseguran que las ausencias serán por cuestiones personales, "no políticas" y que los catamarqueños, estarían. Ver para creer. En el bloque de Pichetto no esperan a Ignacio García Aresca, hermano de la vida y embajador en Buenos Aires del cordobés Martín Llaryora, ni a Francisco Morchio, que hace lo que le indica el gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio. En LLA estaban más que tranquilos con que el bloque Innovación, que integran los representantes de los gobiernos de Salta, Río Negro y Misiones, no aportará ni un voto para voltear el DNU. Al bloque Independencia, esa fractura que le propinó Jaldo al peronismo, ya directamente lo cuentan como propio. El "operativo gobernadores" se valoró como efectivo, aunque quizás no alcance.

Las provincias unidas.

La reconfiguración parlamentaria se prepara para el anuncio de un nuevo bloque, que arrancaría en el Senado pero con la idea de replicarse, en espejo, en Diputados. Lo motoriza el gobernador de Chubut, Ignacio Torres. Contaría, al menos ahora, con siete miembros. Cuatro son mujeres: la chubutense Edith Terenzi, la cordobesa Alejandra Vigo, la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell. A ellas se sumarían Kueider y Carlos "Camau" Espínola, dos "traidores" para el peronismo. El séptimo sería el más ruidoso, porque implicaría la salida de Guillermo Andrada, otro hombre de Jalil, del bloque que conduce José Mayans. En su proyección fantástica, el plan se extiende hasta la incorporación de los dos senadores que maneja a control remoto el exgobernador Carlos Rovira, dueño del peronismo misionero, y los dos representantes de Santa Cruz. Si consiguen todo eso, llegarían a 11 bancas, por detrás de UxP, muy cerca de los 13 de la UCR y con más peso que LLA y el PRO. Por ahora, solo una fantasía. El lanzamiento, sin fecha, se haría en alguna de estas provincias y con una primera propuesta como bandera: recuperar el alfonsinista Proyecto Patagonia, para mudar la capital a Viedma.


La trampa de Victoria.

La diputada libertaria Lourdes Arrieta pidió que la Cámara baja investigue a su presidente, Martín Menem, por la gestión de la visita de un grupo de legisladores de LLA a genocidas, múltiples veces condenados, en el penal federal de Ezeiza. Antes, había denunciado a sus propios compañeros. La vicepresidenta dijo ayer que Lijo no cuenta con los pergaminos para ser ministro de la Corte y que hubiera preferido un candidato "más sólido". Todo en el mismo día. Horas antes, el senador Francisco Paoltroni volvió a cargar las tintas contra la nominación del juez federal, que hoy deberá defender en el Senado, y le respondieron desde una cuenta de Twitter cuya propiedad le asignan a Santiago Caputo: "El gordo Paoltroni me puede chupar la pija. Que disfrute la beca porque su carrera se terminó". En el oficialismo no hacen ni el más mínimo esfuerzo por ocultar sus internas. Tampoco lo hizo Villarruel con el debate por las dietas en la Cámara Alta. Del presidente para abajo, todo el Gobierno salió a exponerla por los sueldos de nueve millones de pesos. Hubo acuerdo entre jefes de bloque para dar marcha atrás con ese aumento y Villarruel convocó a una sesión el jueves a las 10 para tratarlo. Pero en la convocatoria incluyó una trampa: un proyecto de Mayans para fijar, por ley, el salario ya no solo de los senadores, sino de todos los cargos de los tres poderes del Estado. El expediente no tiene dictamen, así que será muy difícil que avance. Pero el mensaje para Olivos es claro: si la siguen aislando, si continúa el hostigamiento y la persecución, empezará a jugar sus cartas. Y las tiene.