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El presidente Javier Milei en su discurso por la apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso.
El presidente Javier Milei en su discurso por la apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso. — Presidencia

El presidente Javier Milei cerró la semana con dos decisiones que marcan una línea en su conducta respecto de cómo el Gobierno nacional busca construir su agenda: el cambio de nombre del Salón de las Mujeres por el Salón de los Próceres y la orden al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, para que presente un proyecto que retrotraiga el aumento del 30% a legisladores.

Lo más importante.

En ambos casos, y con algunos antecedentes similares en estos escasos 90 días de Gobierno, la administración Milei apuesta a la reacción opositora como motor de la agenda política en Argentina y a la lupa sobre qué hacen los sectores contrarios como fuente de su discurso público.

Salón de las Mujeres.

El Gobierno recibió el 8 de marzo con el cambio de nombre del salón y un video en el que las figuras femeninas son tapadas por próceres masculinos del siglo XIX, con la excepción del expresidente Carlos Menem. Todo con la locución en off de Karina Milei. La elección de la fecha para tomar la medida no encuentra otra explicación que la provocación. Es decir, la búsqueda de una reacción negativa por parte de un adversario.

Sueldos en el Congreso

Un día antes, Martín Menem reaccionó a la polémica por los aumentos de sueldos a diputados y senadores firmados por él y Victoria Villarruel con un proyecto de Ley para congelarlos. Un proyecto implica que se inicie un proceso de semanas o meses de duración con paso por las dos cámaras para una determinación que el presidente puede tomar a simple firma, como lo demostraron Cristina Kirchner y Sergio Massa al congelar ingresos de legisladores por resolución apenas asumió Alberto Fernández. En su comunicado de anuncio, Menem desafía a "la clase política" a "ser parte del sacrificio". 

El discurso.

  • El oficialismo prioriza observar qué hacen diputados y senadores frente a un proyecto de congelamiento salarial por sobre el congelamiento en sí porque el resultado del primer interrogante puede profundizar la línea discursiva de "la casta no quiere perder sus privilegios", aunque eso demore una decisión que podría ser inmediata. 
  • En el caso del Salón de las Mujeres, el Gobierno ensayó, mediante sus voceros de las redes como el legislador bonaerense Agustín Romo, la línea de "ponen el grito en el cielo por un salón". El vocero oficial, Manuel Adorni, respaldó esta narrativa comparando la presencia femenina del gabinete de Milei con la de los gobiernos anteriores. Algo en lo que, más allá de la discusión del día, tiene razón.
  • Julieta Waisgold, consultora en comunicación política, recuerda la prohibición del lenguaje inclusivo en la administración pública y señala: "Como si la realidad avanzara a golpe de tweet, el Gobierno parece ir todos los días detrás de una nueva provocación que suba a la escena los temas que pretende instalar".

Principio de revelación.

Cuando cayó la Ley Ómnibus, Milei aseguró que el tropiezo formaba parte de su plan porque se aplicaba el "principio de revelación", una teoría que sugiere que los diputados que votaron contra algún inciso del proyecto quedaron "expuestos" ante la sociedad como "traidores" y que el fracaso de la Ley permite identificarlos, aunque la transformación jurídica fáctica que se había propuesto no se haya logrado. El presidente públicamente valoró más esa "revelación" que los postulados de su propia Ley de Bases.

Principio de las ventanas rotas.

En el boceto del discurso presidencial del 1 de marzo que publicó Adorni, hay una referencia al "principio de las ventanas rotas" para resolver los conflictos provenientes del desacuerdo político. Ese principio de la criminología dice que el signo de un delito como un auto con las ventanas rotas puede incentivar otras conductas delictivas en una comunidad, por lo que hay que cortarlo de raíz. En esto, Milei identifica las objeciones opositoras como parte de una conducta que debe ser erradicada.

Moisés.

En sus publicaciones de Instagram, Milei compara su relación con la oposición con la de Moisés con el pueblo hebreo. 

  • Tras la caída de la Ley Ómnibus, publicó el versículo 19 del capítulo 32 del libro Éxodo, que dice: "Y aconteció que cuando él llegó al campamento, y vio el becerro y las danzas, ardió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de los mandamientos de sus manos, y las quebró al pie del monte".
  • Horas antes de proponer el Pacto de Mayo y volver a poner la Ley sobre la mesa, el presidente publicó el primer versículo del capítulo 34 del libro de Éxodo, en el que Dios le pide a Moisés que labre dos tablas para reescribir los Diez Mandamientos que él mismo destruyó.

La agenda.

  • La intención subyacente es la misma en todos los casos: la centralidad de la agenda que impulsa el oficialismo para el debate público está depositada en la actitud opositora frente a los distintos temas que se van suscitando. De manera accidental en casos como el del salario de los legisladores y de manera buscada y hasta forzada en el cambio del nombre del Salón de las Mujeres. 
  • Según Gustavo Córdoba, director de Zuban Córdoba y Asociados, el Gobierno "elige temas periféricos a la agenda y todos los días introduce un elemento externo del debate para evitar que se hable de los efectos económicos de las medidas". El consultor también cuestiona que la oposición "acepta gustosa el convite" y permite que el oficialismo "triunfe en el desvío del debate y en la discusión día a día".
  • Sobre lo sucedido el viernes, Waisgold señala que el Gobierno "subió al escenario su posicionamiento en un contexto en el que se iba a generar una movilización multitudinaria con un sentido progresista y opuesto", por lo que analiza que "además de la provocación en términos políticos, buscó construir agenda el día en el que la agenda no le iba a ser favorable". 

El límite.

Gustavo Córdoba analiza que el efecto de esta estrategia puede tener límites en el largo plazo porque "repetir todo el tiempo la misma maniobra genera acostumbramiento y se pierde el factor sorpresa". Para Julieta Waisgold, "la comunicación y la construcción de la narrativa de Milei avanza generando grandes volúmenes de contenido, sin chequeo y con provocaciones" y está expuesta a operar "en un sentido favorable o desfavorable al propio gobierno". 

La excepción.

Sobre el final de la semana, Javier Milei encontró un obstáculo a su estrategia tras revelarse un aumento de su sueldo y del de sus funcionarios del 48%. El intento de salida por la tangente del presidente del tema fue responsabilizar de un decreto firmado por él mismo a otro decreto del año 2010 firmado por Cristina Kirchner y usado de referencia. La oposición dialoguista fue la que le puso un freno a esa estrategia, contuvo sus deseos de criticar una vez más a la expresidenta y no dejó que Milei salga del foco de la agenda. La discusión sobre el presidente del "no hay plata" aumentándose el salario representa para Milei un desafío, no solo por la cuestión moral y ética que queda reñida en esa acción sino porque lo pone en el lugar que quiere evitar, que el debate público consista en revisar sus "privilegios" en los mismos términos que él fogonea contra la casta.

Las preguntas.

  • ¿Podrá el Gobierno sostener esta estrategia o con obviedades como la provocación de generar una ofensa a la simbología feminista en pleno 8M se le comenzarán a ver los hilos?
  • ¿Hasta cuándo será acompañado en esa narrativa por los medios de comunicación y cuánto podrá construir sin ellos?
  • ¿Cuánto resistirá que la vara moral que aplica sobre sus adversarios sea usada para juzgar sus acciones?