Tironeos libertarios entre los aliados y la casta sindical, en medio de la guerra por Aerolíneas

Por Nicolás Fiorentino

25 de septiembre de 2024 - 06.45

La dirigencia de la CGT en la Casa Rosada
La dirigencia de la CGT en la Casa Rosada — NA.

El lunes, la diputada de La Libertad Avanza (LLA) Alida Ferreyra se lo avisó al radical Martín Tetaz. "No vamos a ir". El economista, sorprendido, esperaba en la comisión de Legislación del Trabajo a todo el oficialismo y a todo el dialoguismo para firmar este martes dictamen para el proyecto que presentan con una nominación rimbombante: ley de democracia sindical. Cuando le preguntó por qué, Ferreyra -una de las más complicadas por la visita a genocidas en Ezeiza-, le explicó que desde Casa Rosada habían pedido vaciar la comisión y dejar en stand by el expediente que encendía todas las alertas y unificaba el rechazo del heterogéneo universo sindical. Ya el martes, Infobae informaría de un acuerdo de la CGT con los dos hombres pesados de la Casa Rosada, Guillermo Francos y Santiago Caputo, para frenar todo. Según el artículo, el PRO suscribía ese pacto, algo que después el propio macrismo desmentiría. No se trataba de un proyecto a los apurones, sino que llevaba unos tres meses de discusión y de correcciones, para conseguir las firmas y tener el dictamen de mayoría, primero, y los votos en el recinto, después. A Tetaz, presidente de la comisión, no le quedó otra que patear para la próxima semana la reunión. "No se puede cachetear a (el titular del gremio de pilotos, Pablo) Biró para la foto y después acordar con los gordos de la CGT", descargó su furia en su muy activa cuenta de X. El objetivo, ahora, será poner a los libertarios contra las cuerdas. Si el martes que viene se presentan y firman, la jugada quedará en anécdota; si no van, habrán "tranzado con la casta", como graficó un diputado que militó, y mucho, esta ley.

Entre la casta y los aliados.

En la Jefatura de Gabinete negaron haberse inmiscuido en el tema. "Es algo de otro poder", dijeron. En el bloque de LLA negaron un acuerdo con la cúpula cegetista. ¿Por qué razón, entonces, postergaron lo que estaba charlado? Nadie pudo explicarlo. Rápido, el PRO salió a despegarse de la información que había publicado Infobae y ratificó su apoyo al dictamen. En el macrismo aseguran que en la reunión que mantuvieron los bloques oficialistas con el jefe de Gabinete, el lunes, este tema no se tocó. Por eso se sorprendieron, primero, y se sintieron operados, después, al figurar como parte de la maniobra para frenar el proyecto. La ley prevé limitar los mandatos de los dirigentes sindicales y permitir una sola reelección, la eliminación de la cuota sindical obligatoria, la representación de minorías en las comisiones directivas y varios controles sobre el patrimonio de la dirigencia y la administración financiera de los gremios, como auditorías y presentación de declaraciones juradas. Una extensa lista de ítems que forman parte del ideario libertario y anticasta del Gobierno. Llamativo que, de repente, ya no lo quieran.

La autoinfligida tormenta perfecta.

Lo que sí se resolvió en esa reunión de los bloques oficialistas con Francos en Casa Rosada fue ir a fondo con un proyecto que permita la privatización de Aerolíneas Argentinas. Inmediatamente armaron una reunión de comisiones en la Cámara de Diputados para poner en discusión el proyecto que presentó el PRO, pero también otro, firmado por varios diputados y diputadas de la Coalición Cívica. Será este miércoles y esperan al presidente de la compañía, Fabián Lombardo; al secretario de Transporte, Franco Mogetta; y a José Rolandi, vicejefe de Gabinete. En el repaso que hicieron, chequearon cuántos votos obtuvo el Capítulo ll del Título ll de la ley Bases, el que contenía el anexo de empresas sujetas a privatización, cuando pasó por primera vez por el recinto de Diputados: 138 votos positivos. Pasó sobrado. El problema está del otro lado del Congreso, el que da a la calle Hipólito Yrigoyen.

La barrera del Senado.

Fue en el Senado donde la resistencia de algunos senadores aliados condicionaron su apoyo a la mega ley al retiro de Aerolíneas de esa lista. Los argumentos giraron, esencialmente, en el rol estratégico de conectividad que representaban muchas de sus rutas aéreas para muchas ciudades de sus provincias. El oficialismo aceptó y, finalmente, la empresa aerocomercial de bandera quedó afuera. ¿Por qué ahora creen que sí podrían juntar los votos en el Senado? Por el contexto. El Ejecutivo tiene decidido ir a fondo en la guerra con los gremios aeronáuticos y que eso genere el caldo de cultivo y el rechazo social que sirvan de combustible para torcer algunas voluntades en la Cámara alta. El caos como herramienta para la narrativa privatizadora. La ineficiencia estatal para que la gestión privada emerja como una opción esperanzadora. Francos ya mencionó que hay empresas interesadas. El contra argumento natural será, se presume, la última experiencia privada: el desguace de Marsans, que terminó con una empresa vaciada, directivos presos y el Estado al rescate. Como siempre.

Las provincias sean unidas. 

Otra novedad genera entusiasmo en LLA y es la oficialización en el Senado del interbloque Las provincias unidas, adelantado por Corta hace un mes. La bancada, que motorizó el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, tendrá seis integrantes. Dos que ingresaron por listas del ex Frente de Todos, como Carlos "Camau" Espínola -será el presidente- y Edgardo Kueider, la cordobesa Alejandra Vigo -esposa del ex gobernador de Córdoba Juan Schiaretti-, la chubutense Edith Terenzi, el salteño Juan Carlos Romero y la neuquina Lucila Crexell, quien se inmoló por la ley Bases y aún espera su designación como embajadora ante la Unesco, con sede en París. En la Rosada calculan que, con la conformación de esta bancada, será menos engorroso el trámite a la hora del poroteo en la Cámara alta. Igualmente, el resultado no fue el deseado. El plan original incluía la incorporación de la rionegrina Mónica Silva -que responde al gobernador Alberto Weretilneck-, pero no se sumó. Tampoco lo hicieron los santacruceños que juegan para el gobernador Claudio Vidal y los misioneros que votan lo que pide el dueño del peronismo misionero, Carlos Rovira. Ni les dio para el batacazo de robarle un senador a Unión por la Patria (UxP): hubo contactos con el catamarqueño Guillermo Andrada, hombre del gobernador Raúl Jalil, pero no prosperaron.