Mariano Campero junto a Javier Milei y otros diputados radicales — Twitter @mariano_campero

Al menos por un momento, el presidente Javier Milei hizo a un lado sus dogmas, ensució sus pies con el barro de la casta y comandó personalmente las gestiones que le permitieron meterse en el bolsillo la llave del Congreso. Le alcanzaron un viaje a Mendoza, una foto con cinco diputados de la tribu que más lo repugna, el radicalismo, y otra con los referentes del Senado propios y amigos para, en un pase de prestidigitador, tallar en piedra el veto a la ley jubilatoria y postergar nuevamente la derogación del DNU que le asignó 100.000 millones de pesos a la SIDE para gastos reservados. Con una minoría parlamentaria abrumadora, pésimos antecedentes en el cumplimiento de compromisos y pocas luces verdes para mostrar en su tablero económico, más allá de la baja en la inflación, el meet and greet presidencial fue un negocio redondo, en el que el Gobierno pagó poco y cobró mucho. Dicen que tomar en sus manos estos vínculos fue un consejo de Mauricio Macri. El expresidente, a fines de 2020 y ya fuera del poder, lamentó haber delegado en su pata "filoperonista" la relación con el sistema político. Fue la forma indirecta que eligió para no llamar por su nombre a Rogelio Frigerio y Emilio Monzó. Casualidad o no, la etiqueta de "filoperonista" podría caberle también al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el puente que tenía Milei con la casta hasta hoy, cuando quedó fuera de la mesa de discusión por un problema de salud que lo mantuvo internado todo el fin de semana. Dicen, también, que Francos es uno de los nombres que tiene sin tachar el enfant terrible, Santiago Caputo, en su lista de targets. Casualidad, ¿o no?

Un cambio radical.

El diputado Mariano Campero (UCR) dijo el 5 de junio que "honrar a nuestros jubilados es una obligación moral". Fue uno de sus argumentos para justificar su voto favorable a la ley que buscaba recomponer, en parte, los haberes previsionales. El martes, el tucumano se sacó una selfie con Milei en Casa Rosada y, ayer, respaldó el veto presidencial sosteniendo que esa ley, que él mismo había votado, era un plan "desestabilizador" contra el Gobierno. Un compañero suyo, Pablo Cervi (UCR), dijo que, cuando apoyó la ley, no había medido bien el impacto fiscal. El neuquino también salió en la selfie y ayer bancó el veto. La semana pasada, el jefe de bloque de senadores de la UCR, Eduardo Vischi, hizo publicar un comunicado de su bancada celebrando la convocatoria a una sesión para mañana, en la que iban a tratarse "materias tan significativas" como la Boleta Única de Papel (BUP), el financiamiento para el sistema universitario público y el DNU de los $100 mil millones para la SIDE. Ayer tuvo su esperado meet and greet con el Presidente y, al salir, les pidió a dos senadores de su bancada que intenten convencer al resto de postergar la sesión, aduciendo que no tenían los votos para la BUP. Muchos le explicaron el escándalo que sería seguir pateando el proyecto para las universidades. Sin mandato para proponer la postergación, acordó con sus pares de La Libertad Avanza (LLA), Ezequiel Atauche, y del PRO, Luis Juez, sacar del temario de este jueves el fondeo multimillonario para la inteligencia. "Es todo un escándalo", se lamentó una senadora de Unión por la Patria (UxP). 

El rayo libertario.

El rayo libertario de Milei mostró una efectividad admirable. Iluminó a un sector de la UCR, el partido que, dice el Presidente, está lleno de inútiles y que alguna vez comparó con el fascismo, y con eso le alcanzó para que el Gobierno pueda administrar la agenda del Congreso con una pericia que fue ganando con el paso del tiempo. Atrás quedaron esas reuniones privadas en departamentos para pelotear borradores, de las que se enteraba todo el mundo, o la marcha atrás en la ley Bases, la que llevó al recinto sin los votos. Esta vez fue todo a cielo abierto: los diputados y los senadores no entraron a hurtadillas a ninguna reunión secreta, sino que se sentaron en la mesa del Presidente y posaron para las cámaras. Esto quedó clarísimo con el scouting que hicieron para encontrar baldosas flojas entre los diputados radicales. Citaron a cinco dispuestos a torcer su voto a cambio de no se sabe qué. Cervi, un neuquino que fantasea con llegar al Senado si Lucila Crexell se va a París; Campero tiene ganas de convertir la UCR tucumana en un satélite libertario; Luis Picat es un cordobés cercano a Oscar Aguad, que se quedó sin referencia en su provincia; y los otros dos responden al gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés: Martín Arjol y Federico Tournier. Tan sobrado llegó el oficialismo que ni siquiera necesitó el apoyo de los legisladores que se referencian en el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo. En el bloque radical creen que, si la cuenta era más ajustada y los dos tercios eran un riesgo real, los cinco votos de esta bancada para respaldar el veto podrían haber sido entre ocho y diez.

Piden VAR y roja.

El martes a las 18 hubo una reunión del bloque de la UCR en la Cámara de Diputados. Sin asesores, sin voceros, sin nadie: solo diputados y diputadas. Todos tenían en su celular la foto de los cinco que, un rato antes, habían ido a ver a Milei. Tres de ellos Pablo Juliano, Fernando Carbajal (referenciados en Facundo Manes) y Jorge Rizzotti (jujeño, de Gerardo Morales) les pidieron la renuncia a la bancada. Rodrigo De Loredo buscó interceder. Jugó abiertamente en favor de los que, hoy, votaron con LLA y el PRO a favor del veto. A esa hora ya se sabía que el Ejecutivo nacional había designado como rector de la Universidad de Río Tercero a Pablo Yannibelli, cercano al presidente de la bancada radical. Ahora está todo en la superficie. Once radicales firmaron una carta sugiriendo que los cinco que fueron a la Rosada deberían irse. "No estamos echando a nadie, sino que ellos se han ido solos", sostuvo Carbajal. Juliano fue aún más contundente: "Tengan el coraje de devolver sus bancas". Nada volverá a ser igual en la bancada radical.

Mantenlo prendido fuego.

Hasta hoy, en el Senado existía un pacto de no agresión al que suscribían todos los espacios: obviar la coyuntura y discutir, solamente, los expedientes del temario. "Nunca llevamos al recinto ni las visitas a genocidas, ni el caso Fabiola (Yáñez), ni la elección en Venezuela, como sí pasó en Diputados", confesó un senador aliado de LLA. Ese pacto llegará a su fin este jueves. Tras el acuerdo del oficialismo con el PRO y la UCR para patear, nuevamente, el tratamiento del DNU de fondeo para la SIDE, UxP avisó que llevará al recinto unas 30 cuestiones de privilegio. Advertidos de esto, los libertarios, los oficialistas blue y los dialoguistas amables preparan también lo suyo. "Va a ser un incendio", avisó la fuente. Para patear nuevamente el decreto que financia el espionaje, el Gobierno ofreció una reunión de carácter secreto, con la presencia de los 72 senadores y senadoras, a la que irían el titular de la SIDE, Sergio Neiffert, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. 

Hay una candidata, ¿de Cristina?

El gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, está de rotation en Buenos Aires casi todas las semanas. Tiene un objetivo: ser el presidente del PJ. El martes compartió una actividad en la sede del partido con algunos diputados, como Eduardo Valdés o Victoria Tolosa Paz, junto a militantes universitarios. A ese encuentro llegó un rumor, que hoy hizo público el periodista que más conoce y mejor información tiene sobre el ecosistema peronista, Pablo Ibáñez: la ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quiere renovar la cara del PJ y empuja como candidata a la presidencia del partido a la senadora Florencia López. Esta información fue corroborada por al menos otras tres fuentes peronistas, que mencionan un ofrecimiento a la riojana hecho por su compañero de bloque en el Senado, Eduardo "Wado" de Pedro. Áspera, CFK parece jugar con una figura de la misma provincia que Quintela, a la que en su momento le impuso como vicegobernadora, primero; y como candidata a senadora, después. Desde el entorno cristinista no desmintieron la información. Se limitaron a decir que "las gestiones reservadas de Cristina son eso, reservadas". "Nunca se hacen públicas", agregaron. El rumor desató un tsunami en La Rioja, porque Quintela quiere presidir el PJ sin chocar con CFK. Como si las dos cosas fueran posibles.